martes, 10 de febrero de 2009

Mi embarazo y parto

Un día note que algo iba mal, 2 meses sin menstruación, algo raro pero no le di la mayor importancia ya que no era la primera vez que me pasaba y mas aun cuadrando en verano, pero las sospechas empezaron cuando un día empecé a vomitar sin sentido.

Mi madre no estaba, se había ido de vacaciones a Galicia a visitar a la familia y yo esta en casa de mi novio, entonces me decidí a ir a planificación familiar acompañada de una amiga llamada Rocío.

Al llegar allí todo eran nervios. Al fin me llamo la doctora, me dio un cacharrito para hacerme un test de embarazo, lo hice y tuve que esperar un rato.

El primero no dio nada, ni que si, ni que no, entonces me repitió la prueba. La respuesta fue al acto, estaba embarazada, el corazón me dio un vuelco, no era algo buscado y no sabía la reacción que podría tener al padre, mi familia y la familia política, aun así estaba convencida de que lo tendría, pensasen lo que pensasen los demás.

Al salir de la consulta, me llamo mi novio para preguntarme que donde estaba, que el había llegado a su casa de trabajar y yo no estaba allí. Le dije que me esperara en su casa que le tenía que contar una cosa.

Al llegar le conté que estaba embarazada y el se quedó boquiabierto, estaba contento pero a la vez nervioso, pues lo difícil iba a ser decírselo a mi madre. El aprovecho que yo estaba en mi casa para decírselo a la suya. Se lo tomo bien.

Ese día llegó mi madre pero yo no se lo conté, preferí esperar unos días, pues tenía miedo a su reacción. Al ver que no me decidía, mi suegra vino y se lo dijo, menudos nervios pasé.

Estábamos todos en el salón decidiendo que hacer: mi madre decía que abortar era lo mejor, que las cosas no estaban como para tener un niño y todo tipo de cosas que se suelen decir en esa circunstancia. Mi suegra decía que lo tuviese que donde comen dos comen tres. Mi novio que quería tenerlo. El novio de mi madre (José Ramón) que hiciese lo que yo quisiera. Al fina se hizo lo que yo quise, y como estoy en contra del aborto, decidí tenerlo y no me arrepiento.

Así pues, empezaron todo tipo de visitas al médico.

Me hicieron varias ecografías, analíticas de sangre, y todo tipo de pruebas para ver si todo estaba bien, pues yo me había tomado la pastilla del día después y al principio había riesgo de que estuviera mal, pero todo estaba bien.

Al cuarto mes ya me dijeron que era niño, así que empezaron a llenarme de cositas de color azul: que si patuquitos, que si camisitas, etc. todo muy pequeñito, pero nadie contaba con que el niño podía ser grande.

Al sexto mes ya tenía la bañera que se la regaló mi abuela, la cuna que es heredada de mis primos, el colchón de la cuna de la cuñada de mi hermana, la toquilla de mi abuela, el esterilizador y el protector de la cuna con su edredón y su manta de mi hermana, ropa mas grandecita de toda mi familia y amigos, eso era precioso ya quedaba bien poco.

Según se iba acercando la fecha de parto estaba más nerviosa, ¿como seria eso?, ¿dolería mucho?

En las clases de preparación al parto lo ponían todo muy bonito, pero no siempre todo es como lo ponen.

Legaron los últimos días y los monitores, nunca tuve ni una sola contracción, ni un dolor, ni nada. El día que cumplí la fecha exacta me metieron en una habitación aparte para hacerme un reconocimiento, yo no sabía que era lo que me iban a hacer y me empecé a poner nerviosa. Vino una doctora con unos guantes y unas gasas y me mandaron ponerme en una camilla con las piernas en alto y abierta de piernas, me iban a explorar por dentro haber si había dilatado y me puse más nerviosa todavía. Yo no quería que me metieran esas gasas, entonces lo hicieron a la fuerza. Tuvo que entrar mi madre a tranquilizarme, pues la doctora era un poco borde y malhumorada. Todo estaba bien y me mandaron a casa.

A los dos días, mi abuela, mi novio y yo, decidimos ir a comprar unas patatas asadas y por el camino me empezaron a dar unos pinchazos en la barriga, primero cada 5 minutos, mientras esperamos a que nos dieran las patatas empezaron a ser mas seguidas, así que nos fuimos para mi casa, allí empezaron cada tres minutos y mi madre decidió que era mejor irse a urgencias.

Me duché, me preparé, cogimos mis cosas y nos fuimos en un taxi al hospital.

Al llegar me dejaron ingresada, pero las contracciones empezaron cada treinta segundos, entonces decidieron llevarme al paritorio.

Me pusieron la epidural y el suero.

Me tuvieron en una camilla, entraban a hacerme la revisión y se iban, venían, me decían que empujase y se iban.

Después de doce horas me empezaron a decir que yo no quería que mi hijo viviese y un montón de cosas parecidas. En el cambio de turno, vino una doctora y me reviso y me dijo que empujase. Se dirigió al resto de enfermeros que estaban allí y les dijo que cesárea urgente, que qué habían estado haciendo al no darse cuenta que no era yo, que es que el niño no rotaba, que nos podían haber hecho daño al niño y a mi.

Me pusieron anestesia entera, ya que la local no me hacía efecto y poco a poco me quedé dormida.

Cuando desperté no sabia ni donde estaba, y al cabo de unas horas me llevaron a la habitación.

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