lunes, 30 de marzo de 2009

29-03-2009

Toda la semana a sido igual que siempre, el viernes por la noche fuimos a dar una vuelta con papá, cuando llegamos a la casa cenaste, y a dormir.
El sábado por la mañana fuimos papa, tu y yo a dar una vuelta por el centro, cuando llegamos a casa era la hora de comer. Por la tarde no fuimos a ningún lado porque llovía, solo en un momento que fuimos al carrefour a comprar agua. Te íbamos a montar en la colchoneta que hay, pero vale cinco euros y solo dura dos minutos, así que al final no te montamos. Llegamos a casa, te duche. cenamos y te dormiste.
El domingo estuvimos los tres solos. Por la mañana fuimos a ver el traslado de la sangre, apareció tu abuela Victoria y te quiso llevar con ella a donde estaban los primos, pero yo le dije que no, aun así ella le dijo a papa que te iba a llevar y papa le dijo que no, que si yo le había dicho que no, era que no. Se fue enfadada. Llegamos a casa, hice la comida y al terminar te quedaste dormido. Mientras dormías me duche y me prepare y papa también se preparo, pues le canta al prendimiento. Cuando te despertaste te duche y te vestí. Fuimos a ver al prendimiento con el abuelo, la Isa, y las titas Ana María e Isita, mientras que no le tocaba a papa de cantar, fuimos a casa de la bisabuela María y nos tomamos un café. Cuando acabamos el café nos fuimos a la peña La Biznaga, que es donde canta papa. Cuando llevábamos un rato allí esperando, volvió a aparecer la abuela Victoria, que se acerco a nosotros y sin preguntar te quiso llevar con ella, pero no le deje y te cogí en brazos. Le dije que te llevaba yo, que para eso eras mi hijo, y espere un rato, mientras buscaba a papa, que no lo veía, ella empezó a decir que te llevara ya y le dije que se esperara que te iba a llevar cuando yo quisiera, la madre le dijo que yo ahora se lo llevaba, que se callara ya, así que cogí y te lleve a junto la bisabuela Antonia, te dio dos euros y volví a donde estaba el abuelo y me encontré a la Isa riéndose, le pregunté que porque se reía tanto y me dijo que cuando yo me fui, la Victoria había dicho que me metiera al niño en el coño y que me iba a coger de los pelos y me iba a arrastrar por el suelo (Queda demostrado que no tiene coño a hacerlo). Yo me eche a reír. Por fin llega el Cristo y papá se prepara para cantarle. Yo le dije al abuelo: seguro que se queda en blanco. Dicho y hecho, en la mita se quedo en blanco pero no se notó porque acabo bien la frase diciendo: y danos tu bendición. Se enfadó un poco, pero luego se le pasó. Nos fuimos a la casa, pues empezó a llover, llegamos y te di de cenar, te puse el pijama y te fuiste a la cama.

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